Ser

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Es este un espacio para la interacción entre la realidad de un ser real y la experimentación surreal de un ser virtual...

domingo

Abro paréntesis, Confusión y tristeza en mi cabeza, cierro paréntesis



Abro paréntesis, Confusión y tristeza en mi cabeza, cierro paréntesis.

Un fin de semana. ¿Qué es un fin de semana? Son tres días, o quizá dos o quizá cuatro o todos los días. Como dice mi mejor amiga: “depende”. Y... sí, depende. Depende de cómo y cuándo arranque tu semana, depende de las energías que giran a tu alrededor, depende de que estés y no estés. Depende de si tu ser se eleva o no, si lo hace cómo, si no, por qué. Depende de que te gusten las preguntas o depende de cuán insignificantes te parezcan estos interrogantes.

A veces, cuando me despierto muy temprano, cuando en la madrugada una especie de “cable pelado” entra en corto e interrumpe mi conexión con el subconsciente, interrumpe mi vuelo. No me desespero, sólo me quedo ahí, mirando a los ojos a la oscuridad y aguardando mi encuentro. Es raro, sutilmente extraño cuando ese momento de retorno a mi encuentro no se da con tanta facilidad y es raro porque mi consciencia empieza a imaginar, a intentar volar pero más allá de todo… es mi consciencia. –Me da risa porque ella es toda bonita, lo intenta, en medio de su humildad y de su deseo por volar, lo intenta, pese a ello, a diferencia de mi subconsciencia, mi consciencia es como una cometa a la que no se le ha soltado el madejo. ¡Eso sí! Que quede claro algo, con el tiempo, más y más hilo se ha consumido y así, es mayor la distancia que la separa del madejo… pero aún siente ese contacto directo, contacto terrenal. Le aúno el esfuerzo y el su sonrisa a la esencia. Consiente soy de su búsqueda de esencia, consciente soy de su amor. Ama y ama la esencia, su esencia y sobre todo las demás.

Hace mucho, cuando no tenía estos pelitos a los que llamo chiva, pescar era fácil, solo era cuestión de meter la mano en un charquito y sacar varios inicios de seres en su mayoría anfibios que no llegarían a pasar mucho tiempo en aquel lugar. Mis amigos siempre fueron muy buenos para jugar descalzo y no chuzarse y también fueron muy buenos para chuzarse y no sentirlo, seguir jugando, seguir viviendo. Yo siempre tuve zapatos y me costó trabajo jugar descalzo, sin embargo, siempre fui uno de ellos, siempre me quisieron casi como ahora los quiero a ellos. Los que están en su figura motriz y los que como energía me acompañan todos los días. Los quiero mucho y les extraño, tanto como para poner a continuación puntos suspensivos, le invito entonces a que, como yo, se suspenda usted en el aire un momento, amigo sensor…

Retomando cosas he ido siempre, no sé si pensar en que retomar es continuar algo que se ha abandona. Y si pienso en que es así y constantemente lo hago, no pueo dejar de pensar en ¿Cuántas cosas he abandonado? Y más que aquellas posibles cosas que han sufrido mi abandono…quizá pensar en aquellos seres que, en medio de mi constante búsqueda he dejado que pasen por mi lado sin haberles siquiera rozado. Creo que serán interrogantes en mi cabeza siempre, creo que es mi esencia llevar por bandera mi corazón y lo que él demande. Si he de sufrir en nombre del amor, por fuerte que sea el dolor, mí ser encontrará una vez más su esencia y entenderá que: reír, llorar, sufrir o gozar, en nombre del amor, siempre será vivir…

“Punto (del latín punctum, «el agujero realizado al pinchar»), puede hacer referencia a:” (…)