Once y dieciséis.

Hay muchas canciones que me gustan, muchas. Quisiera alguna vez poder adaptarme un reproductor cerebral de mayor fineza que mi recuerdo mental actual, sí... es verdad. Es que hay que mirar; mi recuerdo mental actual por momentos es borroso, a veces también es muy fino y detalla con calidad muchas imágenes pero sólo algunas cosas, sólo en algunos casos. En cambio, si tuviera un adaptador como esos de las películas de humanoides quizá podría archivar mucha música, además podría por qué no, aspirar a tener unas especie de sistema de archivo en el que... momento, no, a decir verdad ese sí lo tengo, sólo debo pulirlo.

Dormir cansado es una puerta desparramada para que Morfeo haga su entrada de lujo como en una fiesta de esas de gala, invite a bailar en medio de la somnolencia y soñar y volar de la mano de la subconciencia. Quería poner una canción pero me tocaría bajar el video, cambiar el formato y subirlo de nuevo, no.. me dio pereza y más cuando esta compuerta a la llegada de Morfeo se apresta, mejor luego. Es una canción chévre, de un man que se llama Kiko y canta junto a otro que se llama Andrés, algo así como: Kiko feat Andrés (Como aparece en algunas canciones casi siempre anglo) o bueno, algo como VenenoCalamaro, ese podría ser un buen nombre para algo -quizá estoy divagando pero alcanzo a pintarme un huequito en la mejilla; sonrío-.

Luego confío en poder escudriñar entre el laberinto histórico que representa un quehacer milenario, confío en aprender y sentir cada día tanto y más de lo que siento, confío como siempre en las caricias que trae consigo el viento.