Ser

Ser
Es este un espacio para la interacción entre la realidad de un ser real y la experimentación surreal de un ser virtual...

jueves

Pedazo de papel sin viento.


Si me preguntas no tengo una respuesta. No tengo idea del por qué estoy acá sentado frente a este demonio inerte. No tengo la más remota idea de por qué tantas conexiones se carcomen las células. Da miedo pensar en cosas que son tan fantásticas para otros, como los avances, el poder, la velocidad y no sé qué más. Un abuelo cuyas teclas se dejan escuchar, una mente cuyo hábitat se empieza a calentar hasta dejar la sensación de casi querer estallar. Los secretos son una mierda, una mierda que no se caga y se lleva siempre en el alma. ¿Alguien conoce el trasero del alma? Si lo conoce que cuanto antes, avise. Muchos quisieran depositar una gran cantidad de materia fecal. Cada vez son más las almas de muertos que habitan a mi alrededor como fingiendo un arte que plasmaron y un mundo cuya propuesta era diferente, tan diferente que a veces siento similitudes con ella. Y los instrumentos no logran aliviar, sólo alcanzan para amordazar al perro que le crecen los dientes remontados mientras le sirven la comida en vajilla de oro pero no come porque no le han traído los cubiertos de la realeza, los tienen ocupados aún en la boda inglesa. Cada vez los papeles que se sacan de los bolsillos y se leen dejan más fragmentos de veneno que se esparce sobre la piel mientras se mira el techo con los ojos abiertos. Cada respiro inhala su bomba de añoranza animada en un papel que con velocidad sobre otro se deja caer, cada exhalación escupe sangre, mal olor… cada exhalación arruga la piel y cada jodida exhalación se hace una advertencia de que, aunque no se crea, se sigue vivo.

viernes

El interior sí es mayor.


Ante todo gracias.
Pareciera esta una semana particular en que otrora las imágenes televisivas impregnaban religiosidad por doquier, además de un mensaje que con el tiempo empezamos a entender todos aquellos que testigo del desarrollo de la difusión del mismo fuimos, no se podrá hablar de exactitud en la comprensión de mensaje pero sí un entendimiento del procedimiento y una fidelidad a unas bases, cuestionables por demás pero las bases para fundamentar dicho mensaje. La denominada semana mayor está en su transcurrir mientras redacto esto que logra salir. “Uno se aprendió los hechos” dije anoche a mí progenitor no putativo y anoche mismo me decía él, haciendo las veces de interlocutor de nuestro diálogo acompañado por una luz eléctrica emanada a través de un televisor: "vea eso, se saltaron todo el calvario. No, bajo presupuesto”. Y así siguió nuestro diálogo hasta llegar al punto en que dejamos salir un no… camuflado en una bocanada de aire y dijimos adiós a esa luz que se proyectaba para luego decirnos adiós, me dio su bendición. Los segundos posteriores antes del momento en que el alma entra en ese proceso al que algunos llamamos sueño, se sucedieron acompañados de diversos y volátiles pensamientos que envueltos en papel viento, traían cuestionamientos internos sobre una posible falta de respeto, debería decir entonces que el diálogo mencionado con anterioridad también dejó escapar algunas carcajadas, raro pero luego de meditarlo, podría quedar la sensación de la burla y luego de meditarlo de nuevo, la conclusión sería un: no. Nada de eso. Si hubo un motivo para que la luz emitida tuviera como reflector nuestros dientes era aquel intento de contarnos algo que, si bien desconocemos su veracidad y realidad como lo dije antes, si por lo menos conocemos el conducto regular –me da risa ese concepto- mediante el cual nos contaron antes todo aquello. Entonces acá la cuestión no era el cuento si no la falta de esfuerzo por hacerlo mejor –pese a que fuera el mismo cuento ¿acaso cuestiones de tradicionalismo? Ay… que miedo, dije "ismo"- y pasar rápidamente por este espacio que les trastorna la grilla de programación. Para dejar a un lado esto y bajar el índice que parece se erigió desde hace un rato, también hay que darle la posibilidad a quienes estuvieron detrás de que, más que afán pudiera ser una cuestión de dificultad económica, de producción y demás.

El tiempo va corriendo y uno va encontrando distintas propuestas que llaman la atención. Si a uno esa historia que le contaron le parece tan interesante como para no solo aferrarse a ella si no también buscar variante -sobre todo en este mundo moderno lleno de modernidades - dirige su atención hacia las novedades tecnológicas e investigaciones, donde podría decirse, quizá encuentre muchas cosas ¿lo mismo en otras palabras, algo totalmente diferente? Ni idea, muchas cosas… por ejemplo, alguna vez encontré en medio de un zapping lejano este a esta particular semana, más vello facial, quizá un poco más de melanina y a lo mejor, menos particularidad en los ojos de aquella manifestación de motricidad en la que se argumenta el desarrollo de la historia.

-podría ser interesante, luego.

Y siempre, desde adentro.


Más allá de todo esto, la mejor de las búsquedas que se puede hacer no tiene lugar durante esta a la que llaman mayor. Creería yo que podría ser esta una de aquellas en la que el reposo prima y la tranquilidad mental es la consigna. Creería que sería una buena propuesta el diálogo interno y el constante cuestionamiento del accionar personal. Creería tanto en lo anterior que hasta con atrevimiento sugeriría: en caso de empezar un camino hacia ese lugar donde se camufla su ser y de que las interrogantes que frecuentan el habitad del mismo se dejen ver y, además, de que alcance a tener contacto con ellas –de las interrogantes estoy hablando- si llega a ellos, una vez más sin una respuesta seguramente (no en vano son interrogantes) más que dar la vuelta y salir a busca ¿Qué sé yo, algunas cosas que seguro sí podría encontrar o simplemente salir? quizá sea bueno sentarse a dialogar. Invitarles a un café o chocolate. Las interrogantes y usted se sienten en unas banquitas de esas que usted pudo instalar a las fueras del lugar. ¿No las ha construido? He aquí también una idea de la situación, pero tranquilidad… no tiene nada que lamentarse ni de qué preocuparse, ya está en ello y es bastante bueno que sea así. Juntos podrán construirlo y aún será más interesante, ya no será café o chocolate si no una limonada bien fría para el calor que seguro hará, empezará a brillar el sol.

-la única respuesta, amor.

Una buena y bonita forma de actuar es que aquello que dejamos que nuestro consciente acumulara hasta llegar al punto de que se rebosara y cayera al subconsciente, aquello a lo que dijimos sí en plenitud de condición –así dicen los preparados físicos cuando se les pregunta por un jugador- sea tratado con la valentía y el amor que solo la conciencia y ganas de actuar bajo dicha sensación lograron sembrar para actuar. Sí, será esa la razón por la cual podríamos sobre cagarnos de valentía y fuerza y el ímpetu como el que tuvimos en el accionar, para poder reaccionar. La subconsciencia es un espacio en la infinidad en el que siempre podremos encontrarnos con nosotros, es un espacio lleno de tanta privacidad… ¿Valdrá la pena quitarle su esencia?

¡Ah! Claro está, si se da el caso fortuito de que se encuentre en coordinación y hasta satisfacción con lo realizado: Uff… créame, créame, es de envidiar y simplemente alabar tanta paz y amor… Haga una fiesta desde adentro cuya carta de presentación sea una sonrisa de tal magnitud que lo único que evoque y provoque sea otra con total similitud.

Bendiciones.

domingo

Los amos de las rejas barriales.



“Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, pero la violencia se practica a plena luz del día” JhonLennon.

Hay cientos, miles, millones. Son peores que cualquier plaga desatada durante una guerra. Sí, ni siquiera se puede decir: son “bichos” porque a fin de cuenta los bichos no son más que lo que la naturaleza quiso que fueran. Estos, a diferencia de los bichos, son la consecuencia de una secuencia de decisiones autónomas, malas o buenas -no tan buenas en su mayoría- pero autónomas. Claro, con distintas influencias y circunstancias. Estos mandan a construir una reja en el andén de su casa dizque para tener más privacidad, dizque para salvaguardarse del exterior. Las subdivisiones verticales de esa maraña de hierro o acero o madera o de lo que se quiera, están colmadas de ojos que barren las calles como si fueran limpia brisas y están atentos a cualquier mosca que se detenga en el viento. Por autocomplaciencia decoran las rejas; aquella línea imaginaria con la cual pretenden alejar su realidad que no es otra que su interés por siempre observar la realidad de los demás. Si se da el caso que una mosca contestataria busque mirarles a sus ojos para entregar un par de palabras a sus interrogantes sobre las vidas ajeas, rápidamente se escabullen y con un filtro vocal que alcanza a generar una alta disminución en la potencia de sus diálogos, a hurtadillas simplemente miran a la nada que es un todo porque en ella pretenden ocultarlo todo, sus intenciones, todo.

Se llega al lugar donde se suele habitar. Inicia el combate. Por un lado los oídos por el otro todo el ruido. Tanto salvajismo y tensión quita, roba, arrebata la atención y siembra, paradójicamente con mucha sutileza, sus crías de dolor, que de apoco y con el correr del tiempo se apoderan de todo.